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Lidia García

Recuerdo jugar con mi padre a ponerle colores a palabras y formar ideas, tardes enteras dibujando universos – Lidia, ¿y los deberes para cuándo? – Siempre con la mente puesta en otras posibilidades.

Era evidente, mi camino pasó por un bachillerato artístico, estudios en diseño gráfico y, mas tarde, la Licenciatura en Bellas Artes. Fue la época de mi primer grupo artístico, el grupo PAM, donde toda mi creatividad explosionó. En la UMH me especialicé en Ilustración, fotografía publicitaria y diseño.

Siempre he dicho que tuve la suerte de estudiar una carrera que me enseñó a tener una mentalidad divergente. Fue en ELISAVA donde, presentando el proyecto final del Máster en Estrategias de Comunicación y Publicidad, aquel profesor que me lo había puesto tan duro cerró el ciclo con la frase “A partir de ahora dejas de ser mi alumna para convertirte en mi competencia” (Risto Mejide)

Dos meses más tarde empecé mi primer trabajo en CBC promotores. Paralelamente di forma a la que fue mi primera empresa, ARTEFACTORY, un pequeño laboratorio creativo especializado en diseño de branding, imagen corporativa, diseño de logotipos y creatividad. Desde allí lanzamos NANOGENIÚN, toda una experiencia revolucionaria.

Recuerdo mi primer día en Gimar con ilusión, se convirtió en diez años de experiencia y crecimiento como profesional en una empresa internacional donde realicé el diseño de packaging, restyling de imagen de marca, desarrollo completo del branding y la dirección del departamento de marketing. En esta época descubrí otra de mis pasiones, el estilismo y la fotografía gastronómica, que apliqué en catálogos, webs y cartelería, y tuve la suerte de compartir con grandes chefs como Ferrán Adriá o Martín Berasategui.

Si. Llega un momento en el que, como se suele decir, tocas techo. En ese punto te estancas o lo atraviesas, yo lo rompí. Metí mis herramientas en una maleta, me construí unas alas con mis anhelos, me sujeté bien a mis sueños y llegué a LA ESTACIÓN.

Te puedes imaginar lo emocionada que me siento al escribir estas líneas que forman parte de la realidad de un sueño que unen lo personal con lo profesional, al lado de una de las personas más inspiradoras y dinámicas que conozco, mi querida Ana Gil, mi compañera, mi amiga, mi equipo.

Ana Gil

Tenía 7 años cuando el universo de la comunicación me atrapó. Fue una casualidad, necesitaban a una niña para un spot publicitario y a mí siempre me había gustado la cámara. Empecé a colaborador en un programa infantil en Radio Monóvar y acabé presentando y conduciendo mi propio programa durante más de 6 años. Eran otros tiempos, los tiempos del revox, los vinilos y los cassettes. Aquello marcó mi vida, mi profesión y mi futuro.

Además de una apasionada por la Comunicación, soy Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de Valencia. Continué formándome con el Máster en Dirección de Comunicación y Nuevas Tecnologías de Coso y me especialicé en Protocolo y Ceremonial por la UMH, estudios que combiné con mi trabajo en Canal 9.

Fueron los mejores años de mi vida, años de grandes galas y eventos, de producciones para cine y televisión. Hoy puedo decir que aquella época me llevó a lugares tan remotos como Qatar, donde trabajé para Al Jazeera, donde la experiencia profesional se fundió con el crecimiento personal. También trabajé para la ESPN en los Xgames, para TVE, Canal +, la sexta y Mediapro, entre otros.

Desde que estudié el Máster descubrí otro universo, descubrí que no sólo se comunica desde un medio sino a través de una imagen, un producto, un color, una marca. Quise investigar más sobre la importancia de la comunicación en la empresa, el mensaje y su aplicación al éxito y ello me llevó a trabajar para marcas como Privata o Coronel Tapiocca.

Uno de los trabajos que recuerdo con más cariño es mi paso por el Festival de cine Cinema Jove. Los primeros años me especialicé en producción pero con la aparición de la nuevas tecnologías, pasé a dirigir el equipo de Comunicación Online convirtiéndo a Cinema Jove en el primer festival de España en emitir online en directo, cuando apenas unos pocos apostábamos por la comunicación digital.

Con todo lo aprendido, sentía la necesidad de crear mi propio proyecto empresarial donde poder trabajar en equipo y feliz, donde poder innovar y comunicar desde un punto de vista creativo. Entonces apareció Lidia, con su maleta llena de buenas intenciones, y nos subimos juntas al tren.

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